De acuerdo con el índice Counting the Beans (Contando los fríjoles) del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su actualización del 2018 el Perú es el país con el plato básico de alimentos más asequible fuera de Estados Unidos. ¿Cuánto se debería pagar por el plato más básico de comida? Esa comida casera, sencilla, que sea lo suficiente como para sentirse lleno y suplir un tercio de las necesidades calóricas de un día. Quizás sea una sopa o un simple guisado, frijoles o lentejas, un puñado de arroz, pan o maíz, o una porción salsa de tomate.
Para tener acceso al plato básico de comida en mención se necesitarían $1,20 en Nueva York; $3,44 en Perú; $3,70 en Laos; $3,89 en Jordania; $4,41 en Colombia; $4,48 en Guatemala; $5,86 en Bolivia; $5,91 en Egipto; $6,51 en Irán; $6,56 en Bangladesh y $6,86 en El Salvador. En los últimos países del listado, según el índice, se necesitarían $52,55 en Haití; $54,95 en Mozambique; $60,28 en la República Centroafricana; $62,37 en Yemen; $76,19 en Malawi; $79,46 en la República Democrática del Congo; $222,05 en Nigeria; y $348,36 en Sudán del Sur.
Esta segunda edición de “Contando los frijoles” del Programa Mundial de Alimentos (WFP), muestra que los alimentos se vuelven cada vez menos asequibles en países que sufren extremos climáticos, desastres naturales, mercados débiles o una mala gestión de gobierno, pero hay una que sobresale: el conflicto. Desde hace mucho se sabe que el hambre y la guerra son trágicamente simbióticas, lo que hace mucho más difícil erradicar la una sin acabar con la otra.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas justifica los resultados de nuestro país de la siguiente manera: “el crecimiento del Perú impulsado por las exportaciones de minerales, entre ellos el cobre, ha permitido que se reduzca a la mitad la pobreza y la desnutrición infantil desde el año 2000. El sector agrícola también se ha expandido significativamente, aunque principalmente en beneficio de la agricultura a gran escala en las zonas costeras, siendo los agricultores de la sierra los menos afortunados. Casi una cuarta parte de la población sigue careciendo de una adecuada nutrición, sin embargo, en general, se debe tener en cuenta el historial de construcción de paz y seguridad alimentaria”.
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