Por: Juan Salinas Guerra
Cuando un grupo de ciudadanos anuncia su pretensión de postular a cargos de elección popular, entendemos que lo hace motivado por la ineficacia de las autoridades de momento frente a las demandas de la población. Esto significa que debe existir un análisis de lo que anda mal, un diagnóstico de los problemas debidamente priorizados, y unas ideas de cómo solucionarlos, lo que en buena cuenta podemos llamar un Plan de Gobierno.
El Jurado Nacional de Elecciones, a través de de la Resolución N.° 0082-2018-JNE, establece que un Plan de Gobierno es un “documento elaborado y presentado por cada organización política, que proponga, en base a un diagnóstico y visión de desarrollo, los objetivos, lineamientos de política, acciones, estrategias y metas en el ámbito municipal. Las propuestas de las organizaciones políticas deben ser formuladas con claridad y precisión, sin exceder las competencias asignadas a los gobiernos locales”.
De acuerdo al formato establecido por el JNE, cada Plan de Gobierno debe desarrollarse en cuatro dimensiones: social, económica, ambiental e institucional. Estas dimensiones son, de alguna manera, las grandes vigas por donde se debe desarrollar la reflexión permanente de los problemas y soluciones de una determinada jurisdicción.
En el aspecto social se debe buscar la solución a las grandes brechas de atención por parte del Estado, la falta crónica de servicios y/o servicios deficientes. Es tal vez la dimensión más visible y por la que se juzga a una gestión municipal o regional. En la dimensión económica se busca, por lo menos en el ámbito municipal, mejorar las condiciones de los ciudadanos para generar ingresos, o cómo lo establece el Artículo X del Título Preliminar de la Ley Orgánica de Municipalidades: “las municipalidades provinciales y distritales promueven el desarrollo local, en coordinación y asociación con los niveles de gobierno regional y nacional, con el objeto de facilitar la competitividad local y propiciar las mejores condiciones de vida de su población”.
La dimensión ambiental, a tono con las tendencias mundial y nacional, busca armonizar las siempre crecientes demandas poblacionales con el ambiente a fin de preservar para las generaciones posteriores las posibilidades de vida, crecimiento y desarrollo que tenemos actualmente, mientras que la dimensión institucional requiere el fortalecimiento de las entidades de gobierno desde dentro, como condición básica para liderar el desarrollo que todos queremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario